¿SOY EL CUERPO O SOY DIOS?

 


PREGUNTA: "Yo", este cuerpo-mente, depende del alimento, del agua, del sol, de la ropa que lo cubre, de la cama en que duerme, del agricultor que siembra, depende del cosmos, del suelo que lo sostiene. No tiene vida propia, no existe por sí mismo, no es la realidad, no existe. En fin de cuentas no tiene una identidad separada, pero él no lo sabe.  El es el cosmos, la cama, el suelo,  la comida; El es todo. El es Eso, yo soy Eso, Tu eres eso: Dios.

El hecho de que somos Dios (pero le hemos olvidado) ¿es por eso que nunca hemos nacido y que nunca moriremos?

RESPUESTA: Gracias por tu confianza y fe en que las respuestas que surjan de este personaje puedan resultarte útiles en alguna medida. Ten en cuenta que cualquier defecto en las mismas sólo es atribuible a mi, a que haya podido volcarse alguna interpretación mental, y cualquier acierto o ayuda que te puedan suponer, sólo es atribuible a ELLO, a lo Único, a Dios, o como en tu caso prefieras denominarlo.

Efectivamente este compuesto de cuerpo y mente tiene sus necesidades y dependencias y , en ese sentido, hay que cuidarlo y mantenerlo lo mejor posible pero, permíteme decírtelo, SÍ QUE EXISTE.

Esta aquí, en esta manifestación, y existe como la joya de oro, la ola del Mar, el vacío dentro de la jarra o el Sol y sus llamaradas. Ahora bien, que existe así, con su principio o nacimiento y su final o muerte, no significa que seamos eso.

La jarra existe, como te he comentado más arriba, y contiene un vacío que cuando esa jarra es destruida o reducida a su barro primordial, "regresa" al vacío que había fuera de la misma. En realidad jamás hubo separación alguna entre ambos vacíos pero la manifestación de esa misma jarra, hizo que así lo pareciese.

El problema surge cuando es jarra se cree que tiene entidad propia distinta, separada y diferenciada de otras. Cuando la joya se considera mejor, peor, más preciosa o no que la de al lado en el expositor de la joyería. Cuando la ola que parece elevarse hacia el cielo desprendiéndose del mar que realmente es, piensa que es distinta de su compañera de al lado y del propio Océano.

Así, tu pregunta queda contestada porque el problema es esa confusión primordial, ese pecado original, ese comer del árbol del bien y del mal, esa dualidad que mis ha hecho sentirnos únicos, diferentes, solos, entidades separadas del resto con pensamientos razonamientos y sentimientos que, junto con el cuerpo donde parecen ocurrir, es, somos, lo único que existe.

Lo que realmente somos, el Si Mismo, la energía única, el vacío, la esencia, la nada, diferentes nombres para intentar aproximarnos a aquello que no puede ser nombrado, mi conocido tampoco, pues ello supondría que hay algún conocedor, NO HA NACIDO y, por tanto, JAMÁS MORIRÁ.

Somos Dios, más bien, Dios ES, sin más, sin añadidos ni disminuciones, existe "desde siempre", ajeno a ese "siempre" pues desconoce el tiempo, invento del compuesto para afianzar su idea de separación.

Polvo eres y en polvo te convertirás, se dice en nuestra tradición, pero referido al cuerpo, al compuesto, ni a la esencia que realmente somos, a lo que ya ES.

Así, cualquier concepto o idea que pretenda explicar razonablemente lo que carece de etiquetas, siempre será falso o, como mínimo, solo podrá apuntar hacia "la cosa que ES".

Medita sobre ésto, sabiendo que ese que cree meditar no lo podrá ver ni conocer.


DESEO

 


P: Deseo la Iluminación.

R: El deseo siempre emerge y se produce a partir del personaje que interpreta la obra. La Presencia, la Consciencia, jamas puede emitir deseo alguno ya que, siéndolo todo, ¿Qué podría desear si nada puede faltarle?

 Desear algo supone la existencia de una carencia, de algo que falta, que se necesita y que hay que encontrar para suplir ese déficit y alcanzar un cierto logro a través de las herramientas del esfuerzo personal y de la acción. La sutilidad del deseo no lo exhime de seguir siendo sólo eso, un anhelo de consecución, de logro, de satisfacción de una supuesta necesidad.

Así, los deseos denominados espirituales siguen siendo meros deseos por más loable que sea la esperanza de conseguirlo, el beneficio positivo o el logro de un estado beneficioso para sí y para el resto del mundo. Todo deseo, por más espiritual que sea supone la necesidad de alcanzar un cierto algo que otorgará aquello de lo que se carece, bien sea porque se tuvo y desapareció en cierto momento, bien sea porque se cree que ese algo otorgará un cierto estado donde todo estará bien, donde la felicidad y la paz, desaparecidas y ausentes, serán las eternas compañeras de viaje, incluso, aún mas, donde ese viaje finalizará.

P: Pero si lo mantengo en el tiempo...

R: El tiempo es una señal más indicativa del personaje ficticio que creemos ser, como lo es igualmente  el esfuerzo la acción, el ser hacedor de algo y de alguien 

Todo ello por  "bueno" que pueda parecer, sigue siendo deseo y, como tal, falso.

¿Quién mantiene ese deseo en el tiempo? Yo, dirás, y la pregunta inevitable surgirá de inmediato ¿Y quién soy yo?

Aquí pueden ocurrir dos cosas, que la redondas con argumentos sumamente razonables, inteligentes y rebuscados o bien que un silencio único tome su lugar y aparezca en medio de la Nada que todo lo Es.

En el primer caso, muy habitual por otra parte, ese personaje que desea se sentirá satisfecho, al menos temporalmente, con sus argumentos, o más bien argucias, tan estéticamente correctos y acertados, pero esa satisfacción, como él mismo, caerá más pronto que tarde ante lo Inevitable: lo caduco no puede perdursr más allá del tiempo que tiene asignado. La obra tiene su duración, como la tiene el cuerpo y si te mantienes en esa terca identificación con el mismo y con esa mente que todo lo sabe y quiere saber, morirás igual que viviste: en plena ignorancia.

Ahora bien, si te dejas abrazar por ese silencio, si permites que, por un momento, eso simplemente sea, todo se aclarara sin esfuerzo, pero ninlo hará para nadie, puesto que precisamente por ello ahí no habrá ya nadie que pregunte, calcule, indague o, simplemente, vea.

Se que estas palabras son como piedra de escándalo para algún que otro personaje pero es lo de menos puesto que, quieran o no, seguirán siendo la pura y prístina Conciencia, sin tiempo, que ya Es.

La bendición ni se da ni se recibe, solo se Es.

La Gracia ni se otorga ni se pide, solo Es.

Si buscas algo mas, eso mismo se te dará: la eterna lucha en búsqueda perpetua de algo que, bajo ese engaño, siempre te faltará.

No te preocupes, solo es un espejismo mas.

OLAS Y MAR


 

Las olas son el mar pero éste no es esas olas, limitadas, encerradas en sí mismas, sin diferenciación ni jerarquía posible entre ellas.

Pensamientos, emociones y actos, son olas emanadas de olas más grandes que son cuerpo y mente, pero todas ellas pertenecen al mismo y único mar siempre firme e inamovible, perfectamente eterno puesto que no sabe del tiempo....

Las olas acarician la arena de la playa y dejan su rastro húmedo en diferentes formas y extensión, ninguna es mejor por ir un metro más allá que la de al lado, ni peor por ir un metro menos, ya que todas ellas perderán su impronta al secarse con la calidez del Sol.

La arena sigue siendo la misma aunque durante algunos instantes parezca que las olas tallaron su aparente solidez esculpiendo su piel. Pero aunque la superficie siempre cambiante asi parezca mostrarlo, en realidad, su esencia sigue incólume pues la ola no la modificó absoluto ni podría hacerlo jamás.

¿Acaso la jarra modifica o altera el vacío que contiene? 

¿Acaso los rayos del Sol, emanando sin fin de la esfera ígnea que les contiene, la hacen menguar?

¿Acaso tus pensamientos, quizás, pueden agotar y provocar la desaparición de la esencia que ya eres?

Todo lo que sufre alteración aparente, todo cambio, sólo indica que es perecedero, producto de lo ilusorio, por más que este "bien argumentado", conceptualizado, razonado o explicado, todos ellos aspectos del mismo espejismo, partes hermanas de la serpiente, sin que jamás puedan alterar la verdadera cuerda tras la ilusión.

El mar es el mar, por más que algunas olas quieran justificar su existencia separada, la cual, mejor o peor valorada según las circunstancias que esas mismas olas crean y generan a cada instante, siempre acaba descubriéndose como lo que es: un efímero intento del gusano de creerse distinto, mejor que la mariposa que está destinado a conocer, a reconocerse. 

Por eso, tú qué lees esto sin análisis, crítica o valoración, dejando que el lector invisible que hay en ti, se lea a Sí Mismo más allá de las palabras empleadas, disfruta de las olas pero sin olvidar jamás que son, eres, el eterno mar.

Navega tus emociones, pensamientos, actos y creencias, subido firmemente a la tabla de la Verdad que, a través de esas olas, siempre te sostiene, guía y abraza, hasta el momento en que olas, tabla, mar, tú, desaparezcan y veas la Nada Única y eterna, más allá de los conceptos empleados inútilmente para intentar describirla, como lo Único Real.

La ola es la ignorancia.

El Mar la Verdad.

Sólo descubre la falacia de la primera.

El segundo aparecerá sin esfuerzo.

¿PREGUNTAS?

 


En el estado donde ya no hay más preguntas solo se vive sabiendo que es la Vida la que se vive a nuestro través.

La ira, el enfado y demás emociones surgen como rescoldos de una hoguera que aun estaba activa pero ahora conociendo qué fuego es, cuál hoguera y que, en realidad, todo es la misma y única luz.

La sutilidad de la mente sólo es un pobre intento de permanecer en la idea preconcebida que tiene de lo que es vida.

Pensar que se alcanzará una paz soñada o la calma sin tormenta es como pedirle al sol que apague su luz cuando el cuerpo se queja del calor excesivo: tarea imposible y objetivo equivocado. 

Ella quiere convencerte de que es la testigo de todo, como un último intento desesperado de contemplar ese algo que jamás logrará, puesto que no es nada observable, sino la observación, el vacío donde todo es sin mas.

Siempre fue, es y será una proyección de aquel personaje rey de su creación, la única en la que puede reinar aunque en realidad sea como asentar un trono de briznas de hierba sobre arenas movedizas.

Darse cuenta de la Realidad que subyace tras toda emoción, todo pensamiento, toda ilusión es suficiente para que la Vida siga desplegándose en su eterna y vasta enormidad.

Deja que los pensamientos sean pero date cuenta que no son TU.

Deja que el cuerpo desee pero date cuenta que esos deseos no son Tu.

Nada hay que añadir ni nada hay que quitar.

Sólo asiste a la maravilla de vivir, sabiendo que nadie vive ni nadie muere pues Aquello no conoce de nacimiento ni de muerte, ni de juventud ni de vejez, ni de hombre ni de mujer, ni de sabio ni de ignorante.

Así, vive sin vivir en ti y la Alta Vida que esperas será lo que siempre fue: TU.


RECUERDA

 


Todo lo creado es la proyección de lo que de ti emana. Nada hay que te sea ajeno, ni una brizna de hierba, ni el propio Sol. Todo forma parte del mismo sueño, conformando un espectáculo tan único como maravilloso.

 Y Tú, eres la Maravilla donde ocurre, emana, se proyecta y Es, sólo que lo has olvidado y por eso emprendes una alocada e incesante carrera en pos de aquello que crees te falta, cargándote de conceptos, ideas, juicios y prejuicios que, aunque te han demostrado hartas veces su ineficacia y falsedad, sigues usando como fuego que se apoya en un bastón torcido.

Recuerda.

La maravilla no entiende de juicios ni prejuicios, sino de amores y descansos, de amaneceres que a cada instante se producen en nuestro Ser, precedidos de las oscuridades que a cada paso salen a nuestro encuentro.

Somos como los soles más brillantes de este gran Universo donde todo gira y se mueve en perfecto orden, con exacta precisión jamás alterada. Las estrellas parecen apagarse y volverse a encender pero solo es la percepción que desde el filtro de la distancia nos hace verlo así.

Oscurece y amanece y cada Aurora nueva es un despertar a la vida, un canto del Alma que sabe más allá de nosotros, de ese "nosotros" cargado de dolores y pesadumbres que sólo busca un poco de amor.

Buscar lo que se Es produce confusión y ésta, a su vez, frustración que abrasa emergiendo como fuego erupcionado por el más ardiente volcán.

No temas por ello puesto que el fuego está para quemar en sus entrañas lo que las tuyas guardan en secreto y devolverte las brasas de la sencillez humilde que todo lo comprende y nada le afecta más allá del instante, como niño que llora por su palita perdida y ríe al segundo por la maravilla de coger la arena con sus propias manos.

Sé feliz en la sencillez de tu corazón, donde los enemigos ajenos, que son los propios revestidos del disfraz del otro, no pueden aguantar su calor.

En cada respiración hay un renacer.

En cada latido un nuevo amanecer.

Respira y late en total confianza de que todo, absolutamente todo, siempre está bien, perfecto para ti.

Nada puede ser de otro modo pues entonces lo sería.

LO CAMBIANTE


 

¿Cómo puede llamarse Ser a algo que es transitorio y continuamente cambiante? 

Platón


Y sin embargo así lo creemos, y no contentos con decir simplemente "yo soy", gustamos de añadirle epítetos que lo complementen, aumenten y le den, nos den, la importancia a la que consideramos tener derecho.

La manifestación es pura ilusión, muy real a los ojos del cuerpo y las argucias interpretativas de la mente. Pero cuidado, cuando en Vedanta se habla de Ilusión, no debe interpretarse como algo que no existe: si cruzas la calle con el semáforo en rojo tu cuerpo puede ser atropellado.

Ilusión es todo aquello que cambia, muta, no es permanente y, por tanto, carece de la entidad que le solemos otorgar. Y, en ese sentido, el cuerpo y la mente, ese conglomerado de huesos, carne y pensamientos que creemos ser, es tan cambiante y transitorio como el clima, el viento, o la forma de las olas del mar.

Tu cuerpo está en constante cambio, ni un solo segundo es el mismo cuerpo pues en ese aparente lapso de tiempo miles de células han desaparecido y miles mas han "nacido" permitiendo que los procesos de esa maquinaria sigan funcionando en constante  movimiento de fluidos, gases y sustancias.

Tu mente está en perpetuo cambio, es el puro cambio en sí mismo considerado. No hay ni un solo pensamiento que en ella aparezca que permanezca más allá del lapso de tiempo que tarda en aparecer el siguiente que lo sustituye, complementa o elimina en una contradicción permanente. De hecho, eso que denominamos mente, ni siquiera existe ni tiene entidad propia pues solo se trata del constante fluir de pensamientos que, como si de una procesión de orugas se tratase, emanan, se siguen y originan uno tras otro como si de una eterna fila se tratase. Y sí, son orugas, pero sin posibilidad de transmutarse en maravillosas mariposas porque, como acabamos de decir, todo aquello que cambia, aunque sea en la forma más hermosa posible, sigue siendo una ilusión.

Así pues, la pregunta es sencilla:

¿Qué soy realmente?

La respuesta es igual de sencilla:

Eres Aquello que en ti es permanente, que de manera constante está siempre presente, más allá de los cambios que el cuerpo experimente, y de los deseos quejas, ideas, experiencias y sugerencias que la mente emita.

Eso que no se siente niño, adulto, anciano, hombre o mujer, porque no ha nacido jamás.

Eso que, independientemente de la edad biológica que el cuerpo aparente tener, sigue estando vivo, igual, sin cambios, capaz de todo aunque ese mismo cuerpo sea capaz de nada ya, Eso eres tú.

Le podrás dar cien mil nombres y ninguno lo describirá, porque los nombres son para los objetos y éstos también se encuentran en permanente cambio, por lo que lo inmutable es imposible de ser descrito por lo cambiante. Eso eres tú.

Aquello que se encuentra más allá de las palabras porque éstas son incapaces de aproximarse siquiera a una definición, la cual implica, asimismo, la consiguiente división y separación, Eso eres tú.

Todo lo que escape del control que como necesidad urgente exhibe la mente para mantenerse al mando, todo lo que hace que, sin esfuerzo alguno, esa fuente de pensamientos e ideas se agote y seque, todo Eso eres tú.

Unidad sin fragmentación, espacio sin división, vacío sin separación posible, Eso eres tú.

Sabiéndolo ¿Seguirás cuestionando desde lo caduco Aquello que escapa del tiempo porque desconoce lo que Eso es?

Una vez vista la ilusión la ignorancia caerá por sí sola. Aquella intentará mantenerse a través de los objetos, los cuales seguirás viendo, percibiendo e interactuando con ellos, pero ya nada será igual aunque todo siga siendo lo mismo.

Nada ni nadie puede darte lo que ya tienes.

Nada ni nadie puede hacer que seas lo que ya Eres.

Nada ni nadie existe salvo Eso que Es.


El (Dios) es tu Ser pero tú no eres el suyo.

Santo Tomás de Aquino

OSCURIDAD

 


Sabes perfectamente que tras el día llega la noche y, a su vez, en el momento adecuado, siempre correcto y exacto, el día renace de nuevo con energía renovada.

Durante esa noche, por más larga que te pueda parecer, no te quejas pensando en que el día jamás regresará, que el sol nunca más volverá a aparecer ni, tampoco te preguntas dónde se habrá metido esa luminaria tan hermosa, ni qué has podido hacer mal o en qué fracasaste para que así se retirasen de tu vida, alejándose de tu mirada.

Nadie hace eso ni siquiera en la noche más oscura del alma del mundo, que es la tuya también. Todos saben, sabemos, que el sol renacerá tras su periplo nocturno, con toda su fuerza y poderío.

Si las nubes mas densas tapasen durante un breve instante su luz nadie se quejaria diciendo que ya no volverá a aparecer.

Entonces ¿Por qué tanta tristeza cuando de repente pareces haber perdido la "gracia"?

El mar sufre el influjo del viento que a veces lo mece y estremece con fuerza devastadora, dejando la superficie en un maremoto de oleaje desmesurado donde nada ni nadie puede sobrevivir a su ímpetu. Pero a cierta profundidad nada ha cambiado, todo sigue igual: la calma inamovible preside el desfile de peces y el suave bamboleo de plantas. Es decir, la vida sigue su curso completamente ajena a lo que ahí arriba, afuera, parece ocurrir. En cierto sentido si a esa paz se le describiese lo que sucede encima suyo, sonreiría suavemente y te diría que eso es sólo una ilusión con fecha de caducidad.

Cuando ESTO te llama es como salir a la luz del día tras haber dormido durante eones. Hay un deslumbramiento poderoso que surge del reconocimiento de Aquello que bajo el manto de tu sueño anhelabas con seguridad total. La alegría, el gozo, la risa constante ante el descubrimiento del sueño, despiertan una ilusión que aleja cualquier nube y tempestad que amenazase con ocultarla.

Pero luego, esas mismas nubes aparecen de repente precisamente cuando más fuerte ilumina el Sol. Lo ocultan y esconden tras una capa densa formada de tentaciones, distracciones, quejas y lamentos que, como el viento sobre la superficie del mar, te incitan a naufragar, a abandonar el barco recien fletado y regresar a tu sueño tan cómodo y feliz.

Olvidas el sufrimiento que te impulsó a ese abrir de ojos y la pereza, la desgana, el para estar de pie me siento y para estar sentado mejor me tumbo, parecen poseerte como demonios imbricados en cada fibra de tu cuerpo, en cada retazo de pensamiento de tu mente.

¡¡Es falso!! Nada ni nadie puede quitarte aquello que no posees, que no has logrado ni conseguido porque... ¡¡Viste que ya lo eras desde siempre!!

El Cielo sigue ahí, esperándote con paciencia plena, el sol ni se ha perdido ni marchado a ningún lugar, nada ni nadie te ha abandonado porque nadie hay en ti que pueda ser abandonado, dejado de lado.

Si la aparente noche oscura del alma parece poseerte e intentar destrozarte, empujándote al abandono de un falso e ilusorio sueño reparador, respira hondo, coge toda la fuerza de tu Ser y mantente firme como mástil de madera inquebrantable en tu práctica, en la confianza de que todo ello es sólo la señal de que tu rumbo sigue firme y recto, de que esos intentos de empujarte a un lado de la ruta son como cantos de sirenas poderosos, pero no omnipotentes, a los que tan solo tienes que hacer oídos sordos manteniendo tu mirada, la brújula de tu Ser, en perfecta orientación, esa que como el Sol, sigue brillando, llamándote, guiándote sin posible pérdida ni abandono algunos.

Todo ES ya y lo demás es sólo la ilusión de lo que parece ser pero no es, aunque pretenda serlo.

Nadie es jamás abandonado en su periplo, pues sólo hay un viaje, una nave, un navegante, un mar, un sol, un viento, un SER y todos son lo mismo, sin separación ni división alguna posibles.

Por tanto, mantente firme y sigue sin miedo tu caminar.

El premio ya está asegurado.

Bendiciones.