DARSE CUENTA



Bucear en diferentes mares parece ser un requisito previo, entre otras cualificaciones, para poder llegar a lo que me gusta denominar como “darse cuenta”. En cierto momento, una palabra, un suspiro, una reflexión provoca uno de esos “darse cuenta” que son la antesala de la comprensión, cuando no ya la misma asomando la nariz.

LA ORACION


La Oración es el vuelo del Alma hacia el cielo con las alas de las palabras.
Un noble pensamiento es una Oración.
Un deseo intenso es una Oración
Un anhelo piadoso es una Oración
El suspiro sincero de un corazón penitente es una Oración.
  
Zarathustra


La oración está devaluada, como la comunicación. Si hablar de forma medianamente recta entre dos personas es algo difícil de encontrar, un ave raris en peligro de extinción, ¿qué decir de la comunicación entre nosotros y Dios, entre el Alma y su Fuente, entre el Cielo y la Tierra?

¿QUIEN SOY YO?




Cuando surgen otros pensamientos, uno no debe perseguirlos, sino que debe indagar: «¿A quién surgen?» No importa cuántos pensamientos puedan surgir. A medida que surge cada pensamiento, uno debe indagar con diligencia, «¿A quién ha surgido este pensamiento?». La respuesta que emergerá, será «A mí». Por consiguiente, si uno indaga «¿Quién soy yo?», la mente retrocederá a su fuente; y el pensamiento que surgió devendrá quiescente.

SER CONSCIENTE



Miro mis zapatos y los de quienes caminan por la misma calle, son diferentes en tamaño, forma, color... pero dentro sólo hay pies, los mismos con dedos, empeine y planta.

No soy esa ropa....

¿QUIEN?

Sólo se que estoy aquí, ahora, sin planes de futuro, sin rumbos alternativos.

Vivo, soy, siento, pienso, dejo de sentir, pensar, pero jamás de Ser.

Todo es ahora, me gusta un momento, al momento siguiente deja de gustarme.

Los vaivenes de éste que creía ser son infinitos, movedizos como arenas que amenazan con tragarte.

Todo Es y No Es. Aprender, más y más,  desaprender, más y más, recordar...

Tareas vanas pues nada hay que hacer y nadie que lo haga, salvo un ligero recuerdo de uno que pretende seguir siendo amo y señor.

Pero lo cambiante jamás permanece pues lleva en sí la muerte constante, el cambio perpetuo, la irrealidad del espejismo que parece pero no es.

Vivir así, en medio de la Nada siendo el Todo es tarea ardua, tanto como persistente es quien no quiere dejar de ser.

¡Qué increíble y maravillosa paradoja! ¡Quién no Es sufre miedo por dejar de ser.!

El Conocimiento se alcanza con la resolución de la Ignorancia.




NI ACEPTAR, NI RECHAZAR




Pregunta: Llega un momento en que uno consigue aceptar todo lo que sucede con total sencillez ¿Cuál es el paso siguiente?

Bob: Si es lo que Es, quiere decir que no hay alteraciones modificaciones ni correcciones. Entonces no se acepta ni rechaza nada; no hay ni apego ni desapego. Al aceptar algo, estás adoptando una actitud determinada. Surge un pensamiento y dices: “Vale, lo acepto”, pero si lo dejas que sea tal y como es, quiere decir que no lo aceptas ni lo rechazas. Entonces surge otro pensamiento y te dices: “Eso no. Eso no lo  quiero”. Por tanto, ni se acepta ni se rechaza nada. No estamos apegados ni desapegados a nada, sino que dejamos que todo fluya libremente. En cambio, con la aceptación, si surge algo que es mejor no aceptar, puede que te digas: “Lo acepto”. Por tanto aun estás enganchado a la aceptación y volverán a surgirte conflictos.

LAS OLAS Y EL MAR



Las olas suben y bajan, seducen la arena de la playa con su toque suave y húmedo. Y lo hacen encrespadas a veces, de manera suave y armoniosa otras, como en una danza divina, y, tanto en una como en otra ocasión, siguen siendo olas que regresan al mar de donde aparentemente emanaron sin rencor, tristeza o alegría algunas. Y bajo ese aparente movimiento, todo el océano sigue viviendo en perfecta calma, en perpetua armonia, sin verse afectado por el tamaño, la intensidad, la fuerza o altura de sus olas.