P: ¿La nada lo contiene todo o la nada nada es?
R: ¿El Vacío lo contiene todo o el vacío vacío es?
La diferenciación conceptual es un ardid propio de la mente que, al no poder elucubrar sobre algo que está fuera, mucho, de su alcance, recurre a lo que está acostumbrada a manejar: la división, la separación, la argumentación basada en definiciones que puedan aportarle algo de luz sobre aquello que le resulta desconocido y amenaza con hacerle perder su reinado.
Nada, Todo, Vacío, Ser, son conceptos que intentan aproximarse a una definición de Aquello que ES, sin más, sin menos, sin crecimiento ni merma. Y Eso jamás puede ser comprendido, entendido o abarcado como un dedal no puede contener el mar o una jarra el aire que la rodea.
La Nada contiene, en apariencia, todo lo manifestado, como el lienzo contiene la obra pintada sobre él pero, si aceptamos que todo, absolutamente todo, es exactamente "lo mismo" ¿Cómo algo podría contenerse a Sí Mismo? ¿Comprendes?
P: Estuve leyendo ayer algo sobre Pedro Rodea y te confieso que me da mucho trabajo entenderlo y es más por la terminología que él utiliza.
R: Pedro Rodea escribe sin términos, según las palabras acuden. Y por eso es imposible de entender, porque precisamente rompe los hábitos de la mente. Los términos Vedanta los encontrarás en cualquier libro o página aunque hay equivalente en nuestra tradición por ejemplo en La Nube del No Saber o en El Libro de la Orientación Particular. No entiendas, ni busques comprender, solo lee, medita, pregunta y haz sin hacer aquello que ya eres.
La Verdad (llama como quieras a Eso que carece de nombre) es ajena a las conceptualizaciones que tanto gustan al personaje. Carece de intereses, de deseos y anhelos, simplemente ES. Por eso, cualquier intento definitorio provendrá de otro lugar ajeno a ESO.
Tu respiras y realizas miles de procesos interiores a cada instante y todo ello sin necesitar un manual, una terminología o unas definiciones acerca del cómo, el cuándo o el por qué.
Todo ocurre, sucede sin más, ni tampoco menos y nada ni nadie lo hace, como la semilla nada hace para convertirse en el árbol que ya era cuando cayó a la oscuridad de la tierra.
Pretender ser hacedores de algo es la ilusión definitiva, difícil de romper, la que, por más que se intente despertar a su profundo sueño, siempre vuelve a convencernos de continuar durmiendo.
Todo es sumamente sencillo cuando nos dejamos llevar por el viento de la Verdad. El polluelo del águila en cierto momento se lanza desde el nido seguro al vacío incierto, sin dudarlo, con la certeza absoluta de que volará y para ello no ha necesitado preparación previa, ensayos, sadhana más o menos prolongada e incluso artificial y artificiosamente inducida: Salta sin más y el milagro sucede.
Si gustas de terminologías úsalas, búscalas, investígalas, desarróllalas pero luego, abandónalas en aras del vacío absoluto donde resides, eres y todo sucede sin lenguajes más o menos elaborados, siempre insuficientes para describir Aquello que carece de expresión aunque se exprese constante e inevitablemente.
Tu ya Eres.