Si quieres ser alguien,
Esto no es para ti.
Si quieres destacar, alcanzar la iluminación para alumbrar tu Personalidad,
Esto no es para ti.
Si quieres expresarte en aras de aumentarte en lugar de, como grifo límpido, permitir el paso del único Agua,
Esto no es para ti.
En realidad, Esto jamás puede ser para ti pues tus creencias te llevan de la mano hacia las cimas de montañas de ladrillos y Hormigón, en lugar de a respirar el aire puro de las cordilleras Interiores, depositadas en el vacío de la no existencia, en el Lugar sin lugar.
No puede ser para ti, ese ti que solo busca abrazar la notoriedad, destacar en el mundo, dando al Cesar todo, dejando nada para Dios. Ignorante de que precisamente esos Dios y César son las dos caras de la misma y única moneda, te permites seguir pagando el tributo diario sin cuestionar jamás que se encuentra completamente devaluado.
¿Cómo siquiera puedes pensar que Esto puede ser para ti?
¿Acaso la ola cree ser más que el Mar, la jarra más que el espacio que cree contener y en el cual es contenida, los pulmones más que el aire que les sostiene?
Esto no puede ser para ti, pero tampoco puede dejar de ser TU.
¡Qué gran paradoja para tus pensamientos desbocados!
¿Verdad?
Todo es Esto, sin más posibilidad de que haya un "algo más" que buscar, una realidad que encontrar, una tarea que realizar, porque nadie hay, ningún "ti" que busque y encuentre, que practique y realice.
Y eso te separa de Esto, pero solo en "ti", en la maraña de pensamientos tejidos con la tela de la ilusión y la fantasía desbocada, que creen que eres un "algo" separado, dividido y diferenciado de otros "algos" que sienten exactamente de la misma forma hacia ti.
Pero tú sabes fehacientemente que eso no es verdad, pues llevas años pisando ese terreno resbaladizo donde te vas hundiendo cada vez más hasta que en cierto momento desaparezcas para, quizás, emerger de nuevo y volver a embarrarte una y otra vez más.
Esto no es para ti porque, sábelo,
¡Tú ya eres Esto!
¿Cómo vas a encontrar aquello que ya eres?
Es una tarea tan imposible como inútil, aunque te convenzan de la necesidad de realizarla, de recorrer caminos y emprender tareas más o menos esforzadas para conseguir eso que eres incapaz de expresar, definir, conceptualizar.
Nadie que se haya dado cuenta de lo que Es te lo dirá jamás, te impondrá labores, ni te indicará la cuota que debes abonar para garantizarte una apertura en el muro de tu fortaleza, puesto que ello sólo garantizará que esos muros se vuelvan más y más impenetrables.
Cierto es que se pueden romper y atravesar, pero no con el pico de la mente desbocada y la pala del orgullo de creer ser hacedores de todo, aunque a veces te aparezcan como aparentes tareas, pero solo para llevarte a la extenuación que posibilite tu plena rendición a Esto que ya Eres.
Pues lo que ya Es no exige nada de Sí, no pide nada a cambio para lograr más de esa misma nada, no jerarquiza olas en función de la aparente altura que toman pues sabe que no pueden separarse jamás del Mar, no te dice que te contará en secreto la ruta hacia el Castillo de su Ser pues jamás levantaría muros a su alrededor.
Si quieres simplemente Ser abandona todo aquello que realmente no es y todo lo demás, vendrá dado por añadidura, aunque nada haya que añadir ni nadie a ser añadido.
Es momento de que sepas, ya que lo repetiremos durante el resto del libro, que...
¡Nada eres!
Esperas encontrar algo que te libere, que te despierte del sueño que en ciertos momentos atisbas brevemente estar soñando, quieres viajar, encontrar ese lugar sagrado donde todo es más claro, donde la duda desaparezca por y para siempre.
Pero debes saber que...
Quien busca eres tú.
Lo buscado eres tu.
Quien sueña eres tú.
El sueño eres tú.
El soñar eres tú.
Quien despierta eres tú.
Quien atisba eres tú.
Lo atisbado eres tú.
Quien viaja eres tú.
El viaje eres tú.
El lugar eres tú.
Quien duda eres tú
La duda eres tú.
No puedes viajar a ningún sitio fuera de ti, exterior, lejano o cercano, pues las distancias no existen en aquello que ya es todo. Si en algún momento sintieras la necesidad de emprender tal viaje, desconfía y, en perfectas calma y confianza, siéntate tranquilamente y viaja dentro de ti, mírate, obsérvate, contémplate y verás que todo eso que crees necesitar ya lo has sido y eres desde siempre.
El cuerpo y los pensamientos siempre pretenden llevarnos a un lugar, cuanto más alejado mejor, donde nos espera el gran secreto.
Ese que hace que cada día de tu vida te parezca un desastre, un sufrimiento constante, es el mismo que te empuja a alejarte cada vez más de ti, no vaya a ser que, si te acercas demasiado a ese "ti" más real que cualquiera de sus sutiles manifestaciones, contemples el espectáculo desde lo alto y lo veas en toda su ilusión, que lo es.
Se puede viajar sin moverse de donde se está, como cada ola viaja sin moverse ni alejarse un milímetro del mar que es.
Tienes la clave puesto que tú la creaste. Tan solo necesitas verla, contemplarla en toda su desnudez, desprovista de vestiduras que difieren en su aparente grado de riqueza y ostentación, pero que están tejidas todas con el mismo hilo compartido: el flujo de pensamientos que, como araña, ha elaborado la tela donde permanecer atrapados para siempre.
Rompe la tela sin romperla, mata la araña sin matarla, disuelve la ilusión sin disolverla, comprende la realidad que eres.
"Capítulo 4, Aviso Necesario, del libro La Gracia de la Liberación"