P: Me siento tan sola, cada vez que profundizó en mi práctica, la soledad aumenta a mi alrededor, el mundo parece volverse contra mí y la incomprensión, hasta de las personas más cercanas, crece con igual fuerza.
R: La pregunta clave es la misma de siempre ¿Quién se siente sola? Si te das cuenta esa soledad es un sentir exactamente igual que el de la alegría, la tristeza o cualquiera otra emoción que emergen del personaje que interpreta la obra como si fuese la única existente y su papel protagonista estuviese en peligro de ser destronado por otro de los actores de la misma.
P: ¿Quieres decir que es el ego actuando de nuevo?
R: Llamalo ego, personalidad, cuerpo y mente, da igual el concepto utilizado, pero sí, es eso mismo que reconociste en cierto momento como fuente de infelicidad y sufrimiento. Es quien te dice que los otros te tratan mal y que tú vales mucho más que ellos, que los necesitas para sentirte en calma y paz. Es, asimismo, quien te impulsa a buscar fuera, mendigando el conocimiento que otros deben darte o proporcionarte, como una dádiva que mereces, necesitas o te resulta imprescindible para lograr ese despertar, esa iluminación, ese darse cuenta definitivo que te hará escapar de todo aquello que, según eso mismo, es la fuente de tu sufrir.
Mira a tu alrededor:
¿Acaso una ola se siente atacada por la que emerge al lado suyo? Ambas suben y bajan, interpretando una hermosa danza, siempre emanando y terminando en el mismo y único Mar.
¿Acaso un tronco ardiendo se siente mejor o peor que el que a su lado se quema en idéntica hoguera? Ambos participan del mismo fuego y se elevan en sus respectivas llamas hacia el único cielo.
Los árboles, de troncos y especies diferentes en apariencia, anclan sus raíces en idéntico suelo, y elevan sus copas hacia el, asimismo, único cielo, que es el mismo para todos y cada uno de los bosques y de sus árboles, estén donde estén.
P: ¿Y qué puedo hacer entonces?
R: Realmente no haces nada, pues en eso consiste tu libre albedrío, en realizar lo que consideres pero respetando el "resultado" sea cual sea de esa aparte te acción. Puedes, y debes, eso sí, tener cuidado y estar atenta pues tras todo eso que describes lo que hay en realidad es una falsa idea de ausencia de reconocimiento, de amor mal entendido, es decir, de necesidad de aceptación y ser querida.
P: Supongo que eso es normal...
R: Una vez más.. ¿Quién necesita eso? Tu no naciste sino que lo hizo tu cuerpo. ¿Donde estabas antes de tenerlo? eso preguntaba el gran Sri Nisagardatta. Y, aún más, incluso cuando tu cuerpo acudió a esta manifestación ¿dónde estabas tú antes, durante esos tres o cuatro primeros años de los que no tienes recuerdo alguno? Es evidente que tu cuerpo sí que se encontraba ya protagonizando esta aparentemente única existencia pero ¿dónde estabas tú?.
Ese tú que ahora se pregunta todas estas cuestiones no es el tu que en esa época disfrutaba y reaccionaba ante lo que la vida le presentaba, más aún, que simplemente era esa propia vida sin más.
Date cuenta que el cuerpo tiene sus exigencias y la mente también y que ambos, en perfecta unión, facilitan el trabajo de la diferenciación, la separación y la división, siempre buscando pares de opuestos donde uno falta y el otro es necesario.
Si tienes una moneda en tu mano ¿Ves que la cara se queje del lado que ocupa la cruz? Ambas, cara y cruz, son imprescindibles para que la moneda que son ambas en perfecta unión tenga su valor. Si fuese posible eliminar una de ellas esa misma moneda perdería todo su valor.
Asimismo la dualidad en la que te mueves solo tiene la función de que en cierto momento te des cuenta de que no es tal sino sólo un aparente embudo vital donde todo tiende hacia la única salida que es Aquello que ya Es.
Tú ya eres Eso, más allá de separación, diferenciación o división y sólo necesitas darte cuenta, obviando los intentos, cada vez más sutiles, intensos y, en cierto modo, si me permites la expresión, perversos, del compuesto que crees ser y que sólo busca perpetuar una vida que está destinada a regresar al compost de elementos de donde surgió.
Aquello que ya Es no entiende de ayer, hoy o mañana, pues ES la eternidad al desconocer e ignorar completamente lo que es el tiempo.
Has llegado hasta aquí en este momento, el único existente. Contémplate, indágate, cuestiónate, hasta que veas que ese "te" al final de esos conceptos es el mismo que desde siempre ES, el vacío, el espacio donde todo ocurre, el oro más allá de las formas de joya que adopte.
Contémplate y la ignorancia desaparecerá por sí sola, pues no puede resistir la pureza virginal de la mirada inocente, exhenta de orgullo y pretensión de lo que ES.