SEMILLA

 


Bajo la cascara se encuentra, escondida tras capas de blanda o dura corteza, la Semilla. Protegida de las inclemencias y peligros que le acechan permanece en silencio reposando y permitiendo que el trabajo interior y sagrado se haga por sí solo. No necesita esfuerzo, confianza o intención alguna pues ni siquiera podría plantearse algo así.

¿Piensa el cielo como sostener las estrellas? 

¿Calculan los planetas qué ángulo tomar en sus órbitas eternas?

Todo ocurre sin principio ni final en un Silencio único indiferente al ruido exterior o a la música de las esfery que sólo escuchan quienes carecen de oídos.

La Semilla, antes, ahora y después, en diferentes formas, con igual esencia, siendo todo el potencial contenido en ella, se hundirá en la Tierra, cambiará, se modificará, crecerá según su Constitución natural, pero seguirá siendo siempre la misma semilla.

Tú no coges un coco y comienzas a masticar su dura cáscara sino que, con algún esfuerzo, intentas abrirlo y aprovechar el agua y la carne que en su interior guardaba para ti.

Indiferente a que llegases y lo abrieses, él ya contenía todo en Santa espera para ti, por ti, siguiendo los dictados sin palabra ni sonido que le hacían saber que, al margen de la corteza que le otorga su aspecto exterior, infinitamente variado, su sueño real se guardaba bien adentro.

Si Cielo, planetas y hasta un humilde coco actúan así, sin actuar en absoluto, ¿Crees que tú puedes ser diferente?

Eres pura Semilla recubierta de diferentes cortezas, las cuales acabarán por romperse y abrirse para mostrar su tesoro: la Realidad, la Gracia, la Verdad de lo que jamás puede ser ocultado para siempre por más duro que sea el envoltorio y que, sin prisa alguna, espera pacientemente a ser redescubierta, reconocida, recordada, comprendida.

¿Quieres ver el Fruto?

Húndete en el interior de tu Tierra y visítalo.


¿ALGUIEN?

 

 

Todos queremos ser algo, alguien, en la vida, por nosotros o para aquellos que se encuentran a nuestro cargo y a los que deseamos dejarles un futuro mejor. Ese anhelo es un impulso único, natural, constante, que nos mueve como si de una obligación ineludible se tratase. 

Y a todos también, en algún momento, más tarde o temprano, es igual, ese impulso se vuelve trascendente y nos hace plantearnos la futilidad de la vida hecha de ilusión con fecha de caducidad y, en algunos casos, comenzar a dudar y plantearse que, quizás, hay un algo más que de nos está escapando.

Y comenzamos a buscar con ímpetu renovado, con las ganas que solo la inocencia de un pequeñuelos puede tener.... y lo hacemos durante años o puede que casi toda una vida donde hay momentos en que todo parece cobrar sentido y experiencias enriquecedoras o simplemente impactantes sirven de combustible para seguir buscando y no abandonar: son las migajas que el mismo que cree buscar se da a sí para mantenerse en ella.

El Yo que aparentemente somos tiene siempre miedo a desaparecer en esa aventura porque sabe que nada hay que buscar, nada hay que hacer, ni nadie hay que lo haga.

Es por ello que nos mantiene en una búsqueda constante, tan falsa como la promesa de que cierto día algo nos ocurrirá y despertará de nuestro sueño.

Es gracioso creer que aquello que produce el sueño quiera despertar al durmiente que lo sueña sometido como está a su yugo y mandato eternos.

Pero lo que también sabe es su naturaleza ilusoria y que, en esa búsqueda, habrá momentos en que el Ser que está más allá del buscador tendrá destellos de Si, de su auténtica y verdadera Naturaleza, de lo que realmente Es y, sobre todo, y ante ésto se aterroriza aún más, de lo que NO es.

Es por eso que cuando se siente y experimenta nuestra verdadera naturaleza, hay un regusto que ya jamás se irá, un algo que decantará el buen vino separándolo de los posos que lo contaminan y que si permite que se beba un sólo sorbo más, él, el yo, desaparecerá como hacen las nubes a merced del viento sin posibilidad de resistir su fuerza implacable.

Y, sabiéndolo, intenta siempre distraernos de diversas formas adaptadas a cada cual, aunque con elementos comunes, siendo algunas de ellas el exponer y defender argumentos vanos, el sentirse atacados, el quien se ha creído que es, el soy mejor que tú, y así una lista infinita que, como buen y experimentado manipulador, tiene redactada desde que tuvo consciencia de sí.

Falso: aquello que está sujeto al cambio jamás podrá ser real y, por tanto, desaparecerá sin más cuando la percepción de Ello y su correcta comprensión ocurran, que lo harán.

Ningún esfuerzo se necesita para darse cuenta de Ello, como tampoco hace falta esforzarse en saber que existes, que eres, que "estás" sin más.

Busca ese sentir y cuando aparezca vuelve a él cada vez que puedas sin prisa, sin pausa, como el aire que sostiene este cuerpo en su flujo constante hace cada instante.

La dificultad es solo una creencia y, como tal, lista para ser cuestionada y reflejada en el espejo de la Verdad.

¿DOS?

 


Los demás vienen a buscar lo que tú no quieres y lo que tú quieres, no lo vienen a buscar los demás.

Sri Shidarmeswar


Querer, desear, anhelar son conceptos que forman parte de nuestra vida, de ésta que hemos decidido adoptar, creer y seguir todo el tiempo sin cuestionar jamás su autenticidad.

Querer, desear, anhelar, son sinónimos de sufrir, apenar y doler, pues partiendo de la estación de la esperanza acaban siempre llegando al destino de la desilusión.

Cada cosa, concepto o idea que formulemos lleva consigo su contrario, cada cara de la moneda tiene su cruz porque todo aquí se sostiene precisamente en esa dualidad de experiencias como ladrillo y cemento sostienen, forman y constituyen el edificio de la realidad que decidimos habitar.

¿Realidad? 

Esta Ilusión se basa en la percepción y proyección que desde el flujo mental hacemos sobre lo único existente, como el óleo sobre el lienzo o la tinta sobre el papel. Y, como esos dos ejemplos, es precisamente una ilusión porque el papel empapado en agua se librará de la tinta y el lienzo del óleo, como si jamás hubiese habido imprimación alguna en su límpida superficie.

¿Quién quiere, desea y anhela? Esa es la cuestión. Lo hace quien cree que le falta algo, que vive en la carencia constante con el anhelo de encontrar en un momento dado aquello que todo lo resolverá. 

Busca, indaga, encuentra, pero sin moverte ni un milímetro de TI, sin viajar, pedir y rogar a ningún maestro (cosa que cualquiera que se precie de recibir ese nombre jamás permitirá) salvo a TI.

Abandona pues la dualidad y luego, cuando comprendas, deja de lado también la No Dualidad, pues, en caso contrario, habrás traspasado una puerta que te permitirá una felicidad enorme comparada con la situación anterior a ella, pero que seguirá siendo ilusoria.

El tren se desliza sobre dos raíles que solo ve como uno, hechos del mismo material.

Las olas hacen lo propio sobre el mar.

Y Tu, que eres tren, ola, mar, rail, y nada de eso a la vez, te deslizas sobre tu Ser sin que nada te sea ajeno ni propio, pues sencillamente Eres, sin más, sin conceptos, ideas o creencias absolutamente innecesarias para Ser.

Lo que tú quieres ya lo eres.

Permanece tranquilamente y deja de buscar.


SILENCIO

 


¿Quién quiere vivir el Silencio? 

¿Quién sumergirse en su ancho y calmo Mar?

¡Yo! dirás con ímpetu arrollador. Y al preguntarte cómo lo harás, comenzará, tras la perplejidad inicial, el desfile de ideas que, a ese respecto, surgirá atropelladamente en ti.

Y no sabrás responder, salvo, si acaso, un balbuceo infantil e inútil que jamás se traducirá en palabras comprensibles. Porque no sabes cómo zambullirte en un mar del que desconoces e ignoras su composición, forma, extensión y color, conceptos todos ellos que, ante ese término, "mar", habrán surgido por comparación con el que familiarmente te resulta conocido, compuesto de agua salada y olas de diferente tamaño, forma y espesor.

Y verás que algo te dirá que no es ese el mar de la pregunta inicial sino otro que responde a tus necesidades más secretas, a los deseos que arrastras toda tu vida y que jamás pudiste cumplir, a los anhelos de un descanso y una Paz que intuyes te espera en algún sitio que, por más que lo buscaste, jamás pudiste encontrar.

El Silencio es un Mar sin olas ni temporales, sin calma o alteración, un lugar imperturbable donde todo tiene cabida sin excepción, no porque contenga algo distinto a sí mismo sino porque es pura y bendita Agua que libremente adopta cualquier forma para luego abandonarla disolviéndose en su matriz primera, como el Vacío que todo lo contiene y, por tanto, Es.

El Silencio del que hablamos es independiente y distinto del ruido exterior, pues ocurre y se desarrolla completamente ajeno a las tormentas que parecen circundarle y amenazan con acallar su Voz, que la tiene, aunque nuestros oídos sean incapaces de escucharla o nuestros ojos de verla 

Este bendito y único Silencio ES en la intimidad de la cueva donde la manifestación no puede entrar y se asienta en su profundidad más interna esperando la visita de quien harto ya de balancearse de un extremo a otro a lomos del péndulo del reloj de la vida de emociones y pensamientos desbordantes, quiere cambiar el enojoso y molesto ruido de sus campanadas constantes por la tranquilidad de un "tic tac" suave que marca el ritmo vital, esencial, que ese otro ajetreo parecía haber hecho desaparecer.

No busques ese Silencio en lugares lejanos, ni mediante complejas fórmulas que, cuanto más enrevesadas sean, más te alejarán de El.

Invierte tu búsqueda o, mejor aún, abandónala y, sentándote en el suelo de tu Ser, simplemente permítete escucharlo resonar en Ti.

El espléndido Sonido del Silencio es la más hermosa melodía que jamás escucharás.

Cierra ojos y oídos y déjate mecer por Ella. 

TESTIGO Y SUEÑO

 


Todo esto es solo un pobre sueño que cada cual sueña a su modo y forma, con su parte de sueño que aporta al único gran sueño comun.

Es pobre a pesar de su aparente riqueza cromática, la cantidad de detalles, formas, nombres e ideas, comparado con la grandeza única en y eterna de la Realidad.

Soñar es lícito, despertar lo es aún más. Saber que nadie hay que suele y, por tanto, menos que oi da despertar es la puerta que da acceso al Palacio donde no hay dos.

Autoindagar sobre ello es la clave porque ahí encontrarás que existe un observador que presencia y asiste a la representación que esto, cuerpo, mente e intelecto desarrollan de forma admirable. Verlo es ya un algo que conmueve todos los cimientos de lo que hasta ese momento pensabas ser.

Pero la Consciencia es otra cosa, es un algo más sin ser más ni tampoco menos, pues se encuentra más allá de conceptos que viven de la comparación, la diferencia y la lucha de contrarios.

Así, el testigo primero que contempla el espectáculo es a su vez visto y así la sorpresa primera aumenta y puede hacerlo aún más cuando encuentre que hay otro contemplador y otro más en un suerte de muñecas rusas que se extienden hasts el infinito.

Porque cualquier testigo que así descubras en ti estará contaminado en mayor o menor parte de ego, intelecto, mente y cuerpo, porque será desde ahí donde querrás comprender y entender toda la Obra. Y eso es imposible porque ¿Cómo lo que está más allá de nombre y forma puede ser comprendido, visto, contemplado desee aquello que existe basado en su nombre y la forma adoptada?

La Presencia es otra cosa, imposible de captar con el intelecto, es una sensación un Estar Presente donde la ausencia de pensamientos y juicios preside todo sin más porque precisamente ES Todo sin más.

Entiende por favor esto correctamente y luego échalo a un lado, despréndete de esa comprensión como quien tira la cascara de un fruto para degustar la semilla.

Comprende que el Oro se manifiesta en innumerables joyas de formas infinitamente variadas, que el cielo es el mismo aquí o en cualquier lugar ajeno al paisaje bajo él, que el espacio permanece indiferente a lo que pretende ocuparlo o que el mar es mar sean cuales sean sus olas.

Oro, Cielo, Espacio y Mar son una sola cosa, ejemplos vivos de la Realidad, existienfo sin conciencia, pensamientos o ideas preconcebidas o aprendidas sobre cómo ser.

Sueña si quieres, pero se consciente del sueño y de su inexistencia y luego, abandonalo.

Nadie puede dejar de ser lo que es oor mucho que se quiera convencer de ello.

El único argumento, si quieres tener uno, para tu obra eres TU.

FINGIR

 


Hay mucho interés en fingir pero prácticamente ninguno en rascar a ver qué se oculta tras esa cortina de pensamientos y juicios que llamamos "de valor" pero que en realidad carecen por completo de él.

La Verdad está aquí siempre, presta a ser reconocida, que no conocida, pues ya la sabes, la tienes, la posees, la eres.

Quien quiere ir más allá al otro mundo e pos de algun descubrimiento que le proporcione riquezas de felicidad y tesoros de paz solo encontrará zozobra y ahogo puesto que el barco que utilizará para atravesar ese ancho mar es el mismo que le da cobijo a su ser, ese cuerpo que sirve de habitáculo para el mar pero que es incapaz de contenerlo en cuanto exploras sus camarotes y tiras sus adornos por la borda

Las velas del cuerpo son las de la ilusión, la que ve monstruos y gigantes donde sólo hay molinos que se mueven al compás del viento del espíritu, que permite sea molido el trigo de la ilusión para dar el fruto de la harina, inmaculadamente blanca, sin mancha, con que hacer el pan de la Realidad.

Nada hay que tú no puedas lograr si percibes la verdad más allá del cuerpo que jamás has sido ni serás.

Tras todo ese artificio, y a través suyo, estás Tú, sin más, como tras el arcoiris solo está el puro cielo.

Deja la complicación y abraza la sencillez.

La olla de oro no se encuentra al final de un arcoiris al que jamás llegarás, sino que la verás traspasando su cortina ficticia.

Da gusto ver llover y apreciar el Ser presidiéndolo todo

DIALOGO


 

Pregunta: ¿Qué hago aquí abajo, en este mundo tan locamente sufriente donde todo es tan complicado?

 Respuesta: Haces lo que todos, ni mas ni menos, surcarlo como ola de un inmenso mar. La complicación aparece recubierta de pensamientos que cuando se escrutan no tienen ni el más mínimo viso de realidad.

¿A quien le resulta difícil o complicado? preguntas, y respondes “a mi”. Pero en realidad es ese mismo fluir de pensamientos el que te plantea la pregunta y elabora la respuesta. Sólo hay que mantener esa observación sobre ellos una y otra vez, sin más, para darse cuenta. Así de sencillamente difícil.

Podemos razonar y conversar sobre una situación determinada y su aparente dificultad y, al final de la misma, si lo dicho suena convincente a esa mente elaboradora de ilusiones, le dará “la razón” y lo aceptaremos. Pero siempre, en todo momento y ocasión, se tratará sólo de un trámite intermedio para llegar a idéntica conclusión: “no era tan terrible como parecía al principio”. Ahora bien, ¿necesitamos ese trámite intermedio, esa burocracia mental? ¡¡En absoluto!!

 Si quieres realizar un viaje a un lugar de tu interés y sabes que puedes ir de forma directa en tren desde el origen al destino ¿para qué vas a primero coger un autobús hasta un sitio a mitad de camino para luego allí subirte a una bicicleta que te lleve hasta otro tramo mas adelante y finalmente coger un tren distinto hasta el destino final conducido no se sabe bien por quién?

 Pregunta: Madre mía, No se quién soy en realidad.

 Respuesta: ¡¡Exacto!! Lo acabas de ver con totales claridad y rotundidad, sin intermediarios innecesarios que ensucien el paisaje. No sabes quién eres porque no eres lo que crees ser, lo que te recitan como un mantra esos pensamientos día tras día, hora tras hora, segundo a segundo. Y lo mas interesante es que esa insistencia en ese recitar se incrementa cuando ven que se ha abierto una ventanita por donde comienza a entrar la luz. Así que en realidad son buenísimas noticias.

 Si ahora mismo en sólo un minuto de nada pudieses cerrar los ojos y observar esos pensamientos, como desde atrás, sin esfuerzo, justificación o crítica alguna, sólo mirarlos de forma imparcial y objetiva con total calma y tranquilidad, sin dejarte arrastrar por ellos, comprobarías la irrealidad de los mismos, el alejamiento de lo que realmente Eres que propugnan y aparenta ocurrir y que sin su intervención nada es complicado.

La Vida siempre borra de la pizarra única y común a todo y todos aquello que no se necesita, y lo hace independientemente de que a ti te guste la frase que con tiza de sufrimiento escribiste cierto día en ella.

Pero, al mismo tiempo, cada uno debe borrar asimismo de la propia pizarra todo aquello que, aunque lleve escrito siglos, no sirve ya de nada.

 La espuma mas alta de la mas alta ola, al otear el horizonte, se creerá que es única y diferente al resto y habrá olvidado de dónde emana y dónde está. Pero eso al mar no le importa, sigue en su infinitud contemplándolo todo sin nada ni nadie que le diga lo que  debe hacer pues conoce perfectamente que las olas son su expresión infinita y constante pero sin que El se limite y encapsule en una sola de ellas de forma diferenciada. Suben bajan, se evaporan, cambiando de estado en una danza eterna pero, en todas esas transiciones, siguen siendo mar.

La felicidad está a menos de un milímetro de cada uno de nosotros.

¿Para qué salir a buscarla fuera?