Gustamos de lo complejo, de lo difícil y valoramos aquello en lo que invertimos un esfuerzo para obtenerlo. Así, cualquier acción que emprendamos conllevará una evaluación previa de las posibilidades que tenemos de realizarla de forma satisfactoria, de los beneficios que nos aportará y de que éstos compensen el esfuerzo, tiempo y dedicación que vamos a emplear en ella
Esto ocurre absolutamente con todo aunque a veces no nos demos cuenta de ello, porque ese proceso se encuentra automatizado y perfectamente integrado en cuerpo y mente. De hecho son estos dos los que necesitan del mismo para poder subsistir, como un seguro de vida para ellos, pero un seguro lastre para la Esencia que somos.
Todo en la Naturaleza que nos rodea funciona a la perfección sin fallo alguno y sólo la intervención ajena y la interrupción de sus mecanismos perfectamente engranados puede producir resultados distintos de los que, en principio, están destinados a ser. Una semilla, un ave surcando el cielo, un fiero León o una humilde hormiga viven fluida y sencillamente sin más.
¿Qué tienen en común todos ellos, qué les diferencia de nosotros?
La ausencia total de pensamientos.
Si la semilla tiene que pudrirse para crecer y desarrollar el gigante árbol que en potencia contiene en sí, se pudre.
Si el ave tiene que volar incluso con el fiero viento obstaculizándolo, volará.
Si el león tiene hambre cazará y si tiene que descansar, lo hará y las gacelas se pasearán delante de sus narices con la tranquilidad absoluta de que nada les ocurrirá.
Si la hormiga tiene que caminar un metro o doscientos para obtener el alimento que conjuntamente se guardará y consumirá en el hormiguero, lo hará sin queja alguna.
Ninguno cuestiona, crítica, se entristece o se alegra por hacer lo que la Vida les ha asignado. No necesitan pensar para hacerlo, sabiendo de forma natural su actuar. Si tienen que moverse se mueven, si tienen que comer comen y si tienen que morir mueren, sin más.
Nosotros, aunque parezca increíble, compartimos ese fluir, sólo que con el paso de lo que denominamos tiempo lo hemos olvidado. De niños comemos, lloramos, reímos, jugamos, peleamos, descansamos sin tener aún las herramientas que de adultos consideramos imprescindibles para desenvolvernos en la vida.
!Y sobrevivimos!
El imperio de la razón lleva con nosotros una milésima de segundo, si nos referimos al cómputo total de la Vida aquí, y sin embargo ha logrado conquistar de forma absoluta todo lo que anteriormente a su aparición conformaba la existencia de todos nosotros. Siempre hemos pensado y siempre pensaremos, pues la mente, el flujo constante de pensamientos, forma parte de nuestra constitución junto con el cuerpo, el intelecto y el ego. Pero jamas como hoy se habian invertido sus papeles hasta el punto de llamar, peyorativamente, pensamiento mágico a vivir acordé al fluir de la Vida.
Y si un cierto despertar se produce, y de repente comienzas a cuestionar todo eso, la mente se asusta e intenta impedir por todos sus medios, evidentes y sutiles, que ello ocurra y se consolide, llegando hasta el punto de intentar convencernos de que ella es un estorbo y hay que eliminarla.
¿Cabe mayor trampa, peor ardid, más sutil y terrible engaño?
Ella sabe perfectamente que eso es imposible pues el peaje hay que pagarlo sí o sí y lo que no quiere es rendirse a Ti, a su verdadero dueño y Señor y actuar a Tu servicio, pues se acostumbró al trono y de ahí ya no quiere bajarse.
Te toca ahora a Ti invertir de nuevo los roles usurpados y devolver al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Y para ello debes usar todo lo que es "el Cesar", incluida la mente que pasará de tirana a servidora indispensable, siendo trascendida y sentada en otra fila de la clase.
Cualquier niño por rebelde que sea acabará alegre y contento si se le da el papel que le gusta.
Al fin y al cabo ellos sólo quieren jugar..
Vemos diferencias porque consideramos que estamos divididos en dos polos y así hombres y mujeres se buscan y creen necesitarse como algo diferente que cubra aquello que "falta".. Sin embargo, lo que anida tras esos cuerpos, en sus "profundidades" es lo mismo.
El condicionamiento marca las diferencias que hasta ese momento crucial en torno a los tres años eran inexistentes. Para comprobarlo basta con observar jugar a niños menos de esa edad: no entienden que haya "otro" sino que consideran que ese que les mira y juega con ellos (empleo estos términos para entendernos pero no olvidemos que al no saber de diferencias en esa temprana edad, no tienen sentido alguno para ellos), es el mismo ser, no como si se contemplase reflejado en un espejo, sino absoluta y completamente el mismo, sin separación.
Con los años y a fuerza de repetir los modelos sociales que imperan aprendemos que existen esas diferencias anatómicas y de formas de pensamiento y ello condiciona todo comportamiento e impide la reflexión sincera, la posibilidad de plantearse que en realidad quizás no seamos tan diferentes...
Así la naranja está partida y hay que completarla, aunque haya sabores dulces y agrios, ambos ilusorios porque se basan en lo que el gusto, sentido del cuerpo siempre cambiante, exigente y caprichoso, desea, atendiendo las órdenes directas de la comandante jefe, la mente.
Es fácil reconocer que a veces sentimos cercanía mayor con congéneres independientemente del género que hayan adoptado y ello ocurre siempre que, en un instante dorado, saltamos la valla de alambre formada por pensamientos firmemente entrelazados, largamente establecidos.
La Consciencia siempre se reconoce a si misma más allá de diferencias superficiales.
El Cielo es el mismo en un país que en otro, tenga lluvia y nubes o aparezca despejado por completo.
El agua del Mar es exactamente la misma que empapa cada costa.
El aire se respira con iguales componentes aquí que allí, no varía según sea hombre o mujer, niño o niña quien lo inhale, beba o admire la maravilla del techo azul celeste volando sobre su cabeza.
Aferrarse a lo permanente otorga la seguridad del invidente que con paso firme cruza confiado el abismo entre dos calles, pues nada tiene en sí que le distraiga y le diga que no puede hacerse.
Lo cambiante es un sueño.
Lo eterno permanece siempre igual.
En el camino de la devoción, los primeros años tenemos muchas dificultades. las dificultades prácticas y de la vida familiar son muy comunes, pero son pruebas, no debemos perder nuestra valentía. Si abandonamos, Maya acabará con nosotros. Es mejor creer en las palabras del Sadgurú y permanecer firmes.
Las circunstancias tienen un tiempo limitado, no son permanentes, vienen y van. La batalla de la vida ha de ser peleada hasta el último aliento. Las dificultades y las calamidades son como tornados o como inundaciones de los ríos, son un drama por un corto período de tiempo, pasado el cual las condiciones normales prevalecen. Los tornados y las inundaciones no duran para siempre, se acaban ¿no?
El que sabe esto se protege a sí mismo con el máximo esfuerzo en esos momentos y se salva. El destino de alguien que se aterroriza y huye es perderse ¿no? ¡Afronta las circunstancias adversas!
Mírame a mí, no me gustan los caminos cómodos en la vida. Las dificultades y los desastres nos cambian. Debes afrontar los desafios y seguir luchando. Eso te hará fuerte. Yo soy como un tigre de cola retorcida cuando me vienen los desastres. Me digo a mí mismo: soy afortunado, vendrán suficientes dificultades'.
No sabes las adversidades que he tenido que afrontar. Perdí a mi esposa, mi hija y mi yerno muy pronto. Perdí mis negocios, pero no perdí mi corazón en absoluto. Mi Hari está aquí. Aquél que aparta todos los pesares es Hari. Mi gurú, Sri Siddharameshwar Maharaj, me da un apoyo total a mí y a todos.
Aunque al principio suframos en esta vía de la devoción, después tendremos mucha suerte. Durante los primeros años, los dolores y calamidades, que son los hijos de Maya, nos acosarán, pero serán derrotados por las bendiciones de Hari y disfrutaremos de la bendición suprema.
No te preocupes, no acojas los malos pensamientos. Sigue recorriendo el camino de la vida recordando el Naam Mantra dado por el Sadgurú. Más adelante hay alegría en el camino.
Sri Nisagardatta Maharaj
Si se medita con fe y convicción en el mantra dado fijando la mirada en la punta de la nariz, nuestro trabajo será automáticamente coronado sin obstáculos por el éxito.
Como sea la intensidad de nuestra devoción, así será la gracia del Señor.
La ayuda de Dios depende de nuestra devoción.
El recuerdo constante nos traerá disfrute.
Bahusaheb Maharaj