SER SIN SER


Ya vimos que no eres el cuerpo, ni tampoco eres esa mente que te habita, entonces la pregunta que surge es la misma que, desde siempre, ha estado ahí presente ¿Quién Soy?.

TU CAUSA


La Paz no vive fuera, en lugares lejanos sino en ti. 

La Felicidad ni se compra ni se vende sino que simplemente ocurre cuando se vacía el baúl de recuerdos propios y ajenos y encuentra el sitio donde ubicarse y aparecer, en el que surgir como semilla caída en buen terreno.

NOMBRE Y FORMA


Forma y nombre nos son dados al entrar en esta vida y con ellos las barreras y límites que, como murallas de un castillo, nos rodean e impiden la plena expansión. Y da igual que sea más o menos hermoso, que sus murallas sean más o menos altas de mejor o peor calidad, de más duro o blando material, pues, independientemente de ello, siguen siendo murallas que limitan, separan y aíslan.

NO ERES LA MENTE



Ya vimos que no somos el cuerpo, ni lo fuimos ni lo seremos jamás pues tras sus constantes cambios y modificaciones siempre estamos ahí, inamovibles, sintiendo y siendo eternamente iguales más allá de sus condicionamientos e influencias.

NO ERES EL CUERPO


Todos nos miramos alguna vez en un espejo y vemos el cuerpo y decimos "soy yo" pero es solo un reflejo, un espejismo de lo que verdaderamente ocurre y es. La Presencia en cierto momento decidió percibirse a sí misma y entro en un cuerpo, como si el Buen Vino se vertiese en una jarra o el Oro decidiese bajo la batuta del orfebre adoptar la forma de la mas hermosa joya. 

LAS PALABRAS


Todos conocemos las Palabras y empleamos el lenguaje para usarlas como el artificio necesario para comunicarnos en este mundo soñado. Las palabras nos son útiles, y las hay de diferentes tonalidades, a veces hermosísimas, otras veces dañinas, y este uso depende, no de ellas como causa, sino de que quien las verbalice, olvidando su corazón raíz, decida  utilizarlas como flores suaves o como armas arrojadizas.

IMITAR



Recuerda, no puedes imitar a nadie y ni siquiera deberías desperdiciar un segundo de tu mundo en ese intento. La ilusión es tan múltiple e infinita, que desear parecerte a otro sería como querer vaciar la grandeza e infinitud el mar con el agua que cabe en un dedal.