¿Quién soy yo? Es la pregunta que Sri Ramana Maharsi proponía como método de indagación, la cual, si es bien formulada, carece de respuesta alguna, pues su objeto deriva en inexistente a la luz de la misma.
Así, decir quién soy me resulta harto difícil, pues cada día hay más Consciencia, no ya de lo que soy sino, esencialmente, de todo aquello que, con total seguridad, se que no soy. Pero como hay que pagar un tributo al mundo, y gustamos de alguna descripción para sentirnos cómodos dentro del sueño, intentaré un esbozo simple de currículum sin pretensión alguna.
El nombre dado a esta forma es Juan Pedro y así soy conocido entre todos los demás habitantes de este sueño, de los cuales desde niño me sentí diferente, tanto en mis intereses como en la forma de ver y vivir la vida. Me poseía "lo otro" y así me refugié en la lectura de todo lo que, bajo la etiqueta de "esotérico", llegaba a mis manos, llegando con el tiempo a filtrar esa lectura, separando el grano de la paja de forma natural.
En ese recorrido llegó un momento en que conocí Vedanta y leí a Ramana Maharsi que, sin saber bien por qué, me llamaba profundamente al ver su imagen en la portada de los libros que recogían sus palabras.
Los años pasaron buceando en diversos mares: taoísmo, hermetismo, budismo, zen.... Estudié psicología porque me parecía lo más acordé con mi forma de sentir y entender la vida y me volví, evidentemente, un psicólogo atípico.
Tras mucho tiempo impregnándome del alimento que mi alma me pedía, ocurrió, hará poco más de dos años, que, sin saber cómo ni por qué, Vedanta regresó, en su vertiente Advaita, con tal ímpetu, fuerza y firmeza que ya se ha quedado para siempre en mi, su Hogar.
Primero aparecieron los llamados Neoadvaitas, como Foster, Parsons y algún otro como Bob Adamson o Liquorman, y desde ahí, salté a los tradicionales, nunca cambiantes como Nisagardatta con su impecable tesoro "Yo Soy Eso" y Ramana de nuevo con su Presencia plena, total, completa. Y algo despertó sabiendo que todo el recorrido exterior que había realizado fue sólo para regresar, como el hijo pródigo, a la Casa de la que, en realidad, jamás partí.
Tuve la oportunidad de asistir a varios Satsangs con Mooji, Luis de Santiago, Ed Muzika y, al salir de uno de ellos, experimenté el primer retorno al Ser, a la Consciencia. Si quieres saber algo sobre el mismo te podría describir muchas cosas pero todas ellas se resumen en una sola: una ausencia total de "yo", un silencio impecable, un "todo está bien" sin nadie ahí que hubiese para pensarlo.
Después conocí a Juan Carlos Savater, a quien estoy profundamente agradecido por su enorme generosidad en atenderme, responder mis preguntas y por su paciencia ante ellas. Gracias a él recuperé la lectura de los textos clásicos como los Upanishad o el Bhagavad Gita, aclarándome, además, muchos conceptos que la tontería mental me había hecho confundir y malinterpretar.
Seguí con Sri Nisagardatta, cuyas palabras parecía conocerlas desde siempre, y encontré (o quizás sería mejor decir que fui encontrado por) su discípulo Ramakant Maharaj, teniendo la fortuna de ver la guía definitiva en ellos: ya estaba en casa.
Al poco tuve la fortuna de recibir el Naam Mantra del Linaje Incheguiri Navnat Sampradaya y ahí la búsqueda terminó, las preguntas cesaron y la necesidad de las mismas simplemente desapareció, como si jamás hubiese existido.
Ahora me limito a vivir, ser, existir, en plena Consciencia de Ello, percibiendo cada situación que aparece como una balsa de náufrago donde flotar en este mar de la manifestación, sabiendo que son el cuerpo y los pensamientos los que actúan, pero con el pleno convencimiento, la absoluta Convicción de que eso no soy yo.
Es justo dar lo que se recibe y por eso quien quiera y así lo sienta puede visitar el blog donde encontrar retazos de Consciencia para ser paladeados con fruición. También, hay un libro que se está escribiendo y que en su momento verá la Luz.
Siempre estoy presto a contestar y, en la medida de lo posible, aclarar las cuestiones y dudas que se me planteen con total sinceridad.
Bendiciones!.
Juan Pedro.
GRACIAS.
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