Pero cuando descubrimos de nuevo que, tras toda esa porquería y suciedad que recubría la luz, la misma sigue completamente viva, fértil, única, sin merma alguna de su capacidad, todas las capas caen por sí solas sin esfuerzo alguno.
La búsqueda es el requisito y el obstáculo. Cuando se comprende que todo es absolutamente lo mismo, más allá de intelectualismos y juegos malabares de palabras que solo intentan perpetuar un yo inexistente en el océano de la pura Realidad, Eso renace y despierta a Si Mismo, sin más.
Y entonces todo recupera su único lugar, pues no hay más, y la poesía de la Belleza inocente explosiona en un torbellino de gozo y comprensión.
Puedes seguir jugando el juego del orgullo, pretendiendo mostrar tu sabiduría que no es ni de lejos Aquella Única sin Dos, o, incluso, discutir y repetir hasta la saciedad las frases leídas en diferentes sitios.
Solo seguirás viviendo el engaño, pero asumiendo la responsabilidad de mantener a otros en el mismo contigo.
¿Como se puede pretender Amar el Vacío sin serlo?
¿Pueden los fantasmas abrazarse en el halito de un suspiro?
¿Busca el viento besarse a si mismo?
Esa es la Verdad inamovible.
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