La Verdad es Una, siempre la misma, inmutable, sin mácula ni modificación posible. El lenguaje se adapta a cada época y lugar para más fácilmente transmitirla, pero sin distorsión ni cambio.
Sean cuales sean las expresiones utilizadas, su Esencia permanece incólume, sin mancha.
Es un rayo dirigido al corazón puro de cada quien, al que Escucha bien dentro y filtra la codificación gramatical en que se reescribió el mismo mensaje.
No se puede entender aquello que se encuentra más allá del lenguaje, usando los pensamientos que intentan disminuirlo, acotarlo, adaptarlo a la idea preconcebida que sostienen y les sostiene.
La decodificación sólo es posible mediante la clave-llave que hoy parece haberse olvidado: la Devoción, ese deseo sincero, profundo, inexplicable, rotundo como el que ahogándose reclama el aire, como el que cayendo lanza los brazos sin pensar en el cómo para alcanzar algún asidero donde sujetarse, como el bebé reclama su alimento sin saber ni cálculo alguno.
Siente la Devoción profunda, el impulso irrefrenable, inexplicable, firme que te conmueve cuando escuchas o lees la Verdad.
Es una comunicación entre el que te Habla y el que Oye que, en esencia, son el mismo.
Se el grifo por donde discurre el Agua.
Escucha su dulce sonido atravesando tus barreras.
Recitar las letras del alfabeto puede ser la más grande Oración jamás rezada si se hace con auténtica Devoción.
La Gracia de la Liberación
Ediciones MATRIOSKA.
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