¿MENTE?

 


La mente debe morir, has escuchado repetidas veces y aceptado como un mantra poderoso, un requisito imprescindible para alcanzar eso que se llama despertar, iluminación, regreso al Hogar.

Pero de inmediato surge la pregunta de cómo puede morir si eso eres tú.

Ciertamente hay un error enorme cuando se habla sobre la muerte de algo que no existe. ¿Cómo va a morir aquello que jamás existió, que nunca tuvo razón de ser, salvo porque a fuerza de repetirse a sí misma como un rezo persistente, la creíste y le diste entidad?

"Entonces si la mente no existe no podré alcanzar la iluminación puesto que no puedo hacerla desaparecer, morir", preguntarás. Efectivamente, no podrás ni puedes alcanzar la iluminación, pero no porque necesites de un requisito previo colocado por aquella misma que desea evitar a toda costa que te des cuenta de su falsedad. No puedes alcanzarla porque ¡¡¡Ya eres eso que buscas lograr!!

Los requisitos, los esfuerzos, los pasos previos y necesarios son sólo obstáculos que levanta aquella que tiene miedo a morir y así hay que considerarlos, como una defensa inerme ante lo inevitable, como una señal, si así lo prefieres, de la inexcusable Presencia de Aquello que Es.

Verlo claramente, darse cuenta de ello, hace que de inmediato surja la calma, la paz, la ausencia de lucha y esfuerzo, absolutamente innecesarios, pues....

¿Qué esfuerzo realiza quien desea dormir salvo cerrar sus ojos a la luz?

¿Cuál tarea emprende quien quiere despertar salvo abrir sus ojos a la luz?

Y aún así, no hay que alcanzar ninguna luz, abrir o cerrar ningún ojo, realizar o abandonar ningún esfuerzo, porque realmente se ve que nadie hay que pueda hacerlo.

Deja de levantar muros absurdos en tu búsqueda de TI.

Observa el espacio infinito, la pantalla eterna, sin medida ni forma, donde todo se produce y ES.

Ríe, llora, con la película que sobre ese vacío se proyecta en sesión continua, sabiendo que esos reír y Lloret son sólo parte del mismo guión, de idéntica actuación.

Y luego, ahora, sin antes ni después posibles, continua jugando en plena consciencia del juego que se juega así, contigo pero sin ti.

Nadie que jamás nació puede optar a morir.

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