OCUPARSE DE SI


La mezquindad de este yo pequeño que hizo la revolución a base de distracciones e insistentes ideas de falsa grandeza, es tan enorme, tan gigantesca que, disfrazándose de un pequeño granito aparentemente inofensivo, nos socava a base de creencias e ideas de superioridades respecto a los demás. 

Cree ocultarse a la mirada escrutadora del Yo auténtico, ese que, más allá de diferencias de raza, sexo, religión o marca de ropa, sabe que somos lo mismo, que solamente hay una única Presencia constante, preexistente, que estuvo antes, que está ahora, que estará siempre, porque existe y ES más allá del tiempo, indefinidamente unida y sin posible separación, pues no es ya solamente Uno sino que es Aquello que es No Dos.


Hay que estar atento a las sutilezas de este pequeño yo, pero gran enemigo, pues suele disfrazarse de humildad para intentar hacerte creer que vas a mostrar algo a los demás para ayudarles, por el bien común, en plena muestra de generosidad que va a distribuir la auténtica verdad cuando en realidad lo único que quiere es su propia expansión, su propia verdad, la que ha adaptado de la Verdad Universal, con mayúsculas, a un pequeño reducto en forma de castillo único rodeado de murallas de orgullo y necesidad de valoración, aprobación y amor.

Nada hay peor que presumir de buscar la Verdad por Ella misma, cuando realmente lo haces por ti, por ese pequeño ti que solo sabe de presunción y expansión de la mezquindad en la que se mueve como pez en el agua.

Darse cuenta de Ello es un don que se otorga por la Presencia, es un despertar que se reivindica cada momento en que vuelves a darte cuenta de ello, una renovación constante, un eterno renacer donde realmente nada renace pues nada nació.

Estar atentos a cada recoveco donde esté yo se oculta a la espera de asomarse en cada esquina como un asaltante de tu Esencia, es una tarea digna de Héroes, pues supone cuestionar lo que se ha creído durante toda una vida, la falsa existencia basada en la separación, la diferencia y, por ende, el sufrimiento constante, eso sí, atenuado con pequeñas dosis de aparente felicidad no vaya a ser que se nos rebele el esclavo y perdamos nuestros privilegios y el reinado.

La Verdad es tan sencilla que ahí radica precisamente su dificultad: la idea de ser útil, de esforzarse, de tener que hacer, se ha vuelto tan enorme, tan necesaria, que los molinos de viento verdaderamente se volvieron gigantes, a los que sólo se puede ver, y por tanto vencer, desde la locura, esa que sólo sabe de cosas de otro mundo que éste parece haber olvidado.

Olvida lo malos, perversos, envidiosos y cuantos adjetivos más te susurre tu enemiga al oído, que son los demás y cuida de Ti, vigílate, obsérvate, trabájate, limpia tu terruño y descubre la semilla que desde siempre te esperaba pacientemente, pues sabía sin posibilidad de duda que ese era el Destino firmado de antemano a cumplirse sin remedio.

Si quieres ocuparte de los demás, ocupate primero de Ti.

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