La Luz siempre ha existido, existe y existirá, hasta el punto que su aparente contrario, la oscuridad, no tiene existencia propia por sí misma, sino que podemos definir su presencia como, precisamente, la ausencia de Luz.
En la búsqueda que todos más temprano que tarde estamos destinados a realizar, la Luz se entiende como Eso a buscar, el objetivo y, en algunas tradiciones, se utiliza especialmente en su función iluminadora: la Luz nos trae la ansiada Iluminación.
Todos gustamos de la Luz del Sol, de un día despejado, iluminado, quizás como un recuerdo gratísimo y esencial de lo que tenemos que recuperar, recordar, un estímulo presente de forma constante para jamás olvidar Aquello que realmente Somos.
Así, todos la buscamos o la buscaremos, eso es inevitable, pero no todos lo hacemos igual y, ni siquiera uno a lo largo de su efímera existencia aquí, la busca con la misma intensidad en su vida.
La Luz se asoma en todo su esplendor ante quien abandona la tibieza, ante quien se expone a Ella habiéndose liberado de toda carga, en completa desnudez, ante quien la pone en el puesto más alto de la jerarquía de preferencias, de "cosas" a conseguir.
Si quieres la Luz búscala como si de ella dependiera tu Vida, que depende, como si, ahogándote, abrieras la boca, los pulmones, tus entrañas, desesperadamente en busca de esa bocanada de aire que te devolverá la vida que estabas a punto de perder.
Búscala, si acaso no pudieras aún de esa forma descrita, como buscas el último modelo de coche, de teléfono móvil, con esa ilusión y esperanza ante qué te encontrarás, cómo será.
Búscala como buscas el Amor, la Felicidad, la Calma, la verdadera Paz.
Ella te dará todo eso sin más.
Ella te mostrará la Verdad.
Ella te hará ver qué Es TU, sin diferencia ni separación posibles.
Corre tras la Luz!!
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