Buscar es una tarea que tiene sentido si hay algo que se perdió y quieres volverlo a encontrar. Pero jamás buscarías tu mirada, tu respirar o el latido de tu corazón, incluso aunque cada día no lo escuches ya por serte harto conocido. ¿Cómo buscar lo que ya posees, lo que tienes, usas y vive en cada instante de ti?
Cuando dejas de buscar aparece lo que aparentemente buscabas, cuando te das cuenta que el cuerpo y la mente son sólo objetos, ventanales a través de los cuales la Presencia se manifiesta, cuando eres consciente de que nada hay que buscar y de corazón, profundamente, dejas de hacerlo, los cielos se abren y el sol te abrasa en perfecta suavidad, con total y plena naturalidad.
Cuando dejas de buscar aparece lo que aparentemente buscabas, cuando te das cuenta que el cuerpo y la mente son sólo objetos, ventanales a través de los cuales la Presencia se manifiesta, cuando eres consciente de que nada hay que buscar y de corazón, profundamente, dejas de hacerlo, los cielos se abren y el sol te abrasa en perfecta suavidad, con total y plena naturalidad.
Buscar es movimiento y es tarea de la mente intentar convencerte de que hay algo que encontrar, algo a lo que agarrarse, algo a necesitar, una clave, un milagro oculto que en algún momento de un futuro incierto aparecerá y todo “..se solucionará y logrará”.
La tensión puede llegar a ser insoportable
porque esa opción te convierte en un galgo de carreras persiguiendo la liebre
mecánica que corre y corre pero que jamás podrá alcanzar y, que si lo
consiguiese, sería para romperse los dientes al morder el duro metal en lugar de lo que
creía era carne suave y tierna.
La mente es puro mover y esa es su naturaleza por lo que
intentar limitarla o erradicarla sólo servirá para otorgarle mas fuerza. Porque
lo que llamamos mente es en realidad una sucesión de pensamientos en hilera
tétrica, caravana en el desierto, sin oasis donde reponerse, salvo ese espacio
que separa uno de otro, el mismo que existe entre dos respiraciones, igual que el momento
crucial de cada amanecer o anochecer.
A poco que paremos y observemos se verá con meridiana
claridad este acontecer y se comprobará que es absurdo depender de ellos,
invertir emociones y sufrimientos en algo que no existe puesto que cada
pensamiento ocurre después de una cierta primera intuición que es la respuesta
inmediata, firme y segura que la Vida se da a Si misma.
Si algo puede ser sencillo…
¿Para qué complicarlo?
Parnaso de Hierasis
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