¿Cómo podría yo encontrar a un hombre que haya olvidado las palabras, para poder hablar con él.
Zhuang zi
Las palabras tienen su utilidad y precisamente cuando son bien usadas permiten un cierto desenvolvimiento en el cotidiano devenir. Pero cuando se trata de hablar de lo que en ciertos lugares se ha convenido en denominar “cosas divinas”, se quedan cortas, pues su utilidad tiene límite y alcance determinados de antemano y no pueden llegar a donde la materia, el sueño, ni siquiera roza.
La palabra es, también, la manifestación física en forma de vibración densa
del pensamiento que vibra igualmente pero de forma algo más sutil. Y todo lo
que vibra se mueve y por tanto es un objeto, es decir, tiene limitaciones y
tiempo predeterminado de existencia, sufre cambios y experimenta el paso del
tiempo.
¿Cómo pretender entonces querer describir aquello que según reza cierta
oración está “…más allá del alcance de la palabra y el pensamiento”?
Es como querer atrapar el aire con redes de pesca o encerrar la luz del sol
en un frasco de vidrio transparente.
La palabra hay que usarla cuando así se requiere pero siendo conscientes y
sabiendo en todo momento que jamás puede sustituir la experiencia directa, la
Vida, la Consciencia que se Es. Sólo se puede intentar describir la Cosa pero
jamás podrá sustituirla.
La pregunta es ¿Quién usa la palabra? La respuesta sería “yo”, es decir,
algo cuya existencia no resiste la más mínima indagación al respecto. Este es
el Cordero a sacrificar, a traspasar, a abandonar para “ir mas allá” aunque no
haya que ir a ninguna parte pues nadie hay que haya salido de sitio alguno y
que exista para poder ir.
El que todo esto ocurra así es el
despliegue de la Vida viviéndose a Sí misma de forma natural, el que lo
recibamos es porque despejamos el terreno y dejamos "hueco" tras haber recorrido
muchísimos caminos largo tiempo y, como el Hijo Pródigo, sentir el placer de regresar
al Hogar.
Haber
paladeado la multiplicidad hace reconocer más fielmente la unicidad.
La trampa sirve para cazar conejos; cazado el conejo, olvídate de la trampa.
La palabra sirve para expresar la idea; comprendida la idea, olvídate de la
palabra.
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